Capítulo 62:

Peter: necesito verla, Eleonora, lo necesito! –dijo llorando- 


Julián: ¿no pueden conseguir un permiso? ¿Qué le den unos minutos con ella? –Preguntó mientras lo abrazaba- es un caso especial.

Eleonora: Joaquín está tratando de conseguirlo. Es muy difícil pero tal vez  hagan una excepción esta vez. Ustedes ya estaban mal antes ¿qué pasó?

Julián: vino el estúpido de Agustín.

Eleonora: ¿enserio? Como es que los policías permitieron eso!  -dijo indignada-

Peter: como la gente le permite hacer siempre lo que quiere. A cambio de dinero 

Eleonora: ¿y qué te dijo?

Peter: no tengo ganas de hablar sobre eso. No ahora.

Julián: se va a poner peor, yo después te cuento si queres

Eleonora: mm está bien. Voy a ver si puedo ayudar a Joaquín ¿sí? ¿Queres algo?

Peter: verla. Solo quiero verla. Mierda, esto está muy mal.  Muy mal

Julián: no le pegues a nada porque vas a terminar vos también internado. Cálmate un poco porque así no te van a dejar salir.

Eleonora: ¿queres agua? ¿Un té?

Peter: ¿vos enserio pensas que con eso me vas a calmar? –le preguntó bruscamente-

Julián: Peter, ella no tiene la culpa. Está tratando de ayudar. Descárgate si lo necesitas pero no de esa forma. 

Peter: lo único que necesito es verla, no puedo más –llorando se abrazó a sus piernas una vez que volvió a sentarse en el piso- Me siento un inútil. Una mierda. Y no me importa que no sirva de nada, es lo que me pasa. 


Eleonora se fue, sin decir más nada para volver al minuto con un guardia que le abrió la reja. 


Instantáneamente se tiró al suelo a abrazar a su hermano fuertemente. No podía verlo así. Débil, vulnerable, sin fuerzas, con bronca y lleno de dolor. 


Este le devolvió el abrazo y se agarró a ella como si fuera su salvavidas personal. 

Como si necesitara agarrarse de algo para poder seguir. 


Encontraría pruebas de todo lo que hizo, lo destruiría en el juicio y lo metería a la cárcel. Aunque le costará todo su esfuerzo y le llevara años. 


Ella iba hacerle pagar por todo el daño que causó. Sobre todo a su hermano, a su novia, a sus familias, a los que ella conocía. 


Joaquín: es lindos verlos sin gritarse pero lamento que sea en esta situación Peter –dijo apenado- 

Eleonora: ¿conseguiste el permiso?

Joaquín: ¿acaso no me crees capaz?

Peter: ¿voy a poder verla? –Preguntó esperanzado y desesperado mientras se paraba de golpe-

Joaquín: un policía nos va acompañar y se va a quedar afuera del cuarto cuando entres. Por ahora me dieron una hora y media pero voy a encargarme de conseguir un poco más de tiempo. Vamos que los llevó y después vuelvo. Yo también quiero saber cómo esta.

Julián: Suerte pibe! –sonrió y le dio un abrazo- fuerza! 

Peter: gracias por bancarme!

Julián: anda, que ella debe necesitarte tanto como vos! 


Y sin decir más nada Peter esperó que el policía le pusiera las esposas y siguió a su hermana y al abogado para firmar unos papeles a los cuales no les dio mucha bola. 


Estaba desesperado por verla de una buena vez. Todo se estaba haciendo eterno y solo habían pasado unas pocas horas. 


Peter: ¿no les dijeron nada? –preguntó una vez que ya estaban en el auto policial junto a su hermana y el policía encargado de vigilarlo. Joaquín iría en su propio auto para poder regresar luego y conseguir más tiempo-

Eleonora: solo que la iban a llevar al hospital para revisarla. 

Peter: ¿alguno la vio? ¿Quién la encontró? 

Eleonora: uno de sus amigos la encontró, mmm Nicolás ¿puede ser?

Peter: ¿justo él tenía que ser? Debe estar como loco!

Eleonora: casi como vos. Se nota que son muy unidos. 

Peter: todos lo son. Pero ellos tienen una relación especial. Mierda! ¿Cuánto más vamos a tardar?

Eleonora: recién salimos Peter! Cálmate!

Peter: no porque lo digas va a pasar! En realidad es todo lo contrario, cuanto más lo repiten más me estreso. 

Eleonora: lo siento, enserio. Lamento todo esto.

Peter: oís y tratas con casos peores.

Eleonora: pero nunca lo viví en primera persona. Nunca me afectó a mí.

Peter: no te está afectando a vos –dijo seco-

Eleonora: -sonrió triste- nunca vamos a tener una buena relación ¿no?

Peter: lo veo complicado

Eleonora: pero no imposible

Peter: ¿enserio queres hablar de esto ahora? –preguntó mirándola fijamente-

Eleonora: no estoy acá por interés. Si no porque quiero y porque me importas. Solo quiero y necesito que lo entiendas.

Peter: algún día capaz pueda.

Eleonora: me conformo con eso, al menos por ahora.

Peter: no tengo nada más que ofrecer. 

Eleonora: ¿al menos por ahora? –Preguntó sonriendo un poco y él le devolvió el gesto con una mínima y escasa sonrisa que no se reflejaba en su mirada- tranquilo, vamos a llegar en unos minutos –dijo tomándole la mano- 

Peter: para mi parecen siglos

Eleonora: quien te viera y quien te ve

Peter: no digas esa frase –dijo serio y enojado-

Eleonora: ¿Por?

Peter: Agustín la usa bastante conmigo

Eleonora: vas a tener que contarnos que te dijo

Peter: después

Eleonora: obviamente

Policía: llegamos. 

Peter: al fin! ¿Puedo bajar?

Policía: si eso va hacer que se calme. Vamos

 Eleonora: ¿qué pasa? –preguntó cuánto él se detuvo- 


Al fin estaba a punto de verla, pero los nervios y el miedo por la situación con la que se pudiera encontrar lo detuvieron frente a la puerta. 


Peter: nada –respondió simplemente. El miedo no lo detendría.- vamos de una vez.

Entraron, obtuvieron información sobre la habitación en donde se encontraba, se dirigieron hacia ella pero antes de llegar Peter se dio la cara cara contra un puño. Y luego más golpes le siguieron.


Vico: para Nicolás, PARA! Déjalo Nicolás, por dios –dijo mientras tiraba de él para que dejara de pegarle al novio de su hermana- 

Nicolás: es tu culpa. Todo lo que le paso es tu culpa, no sé cómo te da la cara para estar acá, no sé cómo te dejaron salir de esa comisaria. Te mereces pudrirte en la cárcel hijo de puta! Ella no se merece lo que ese enfermo amigo tuyo le hizo, no se lo merece! –habló lleno de bronca, impotencia, dolor, con lágrimas en sus ojos pero sin gritar. Aunque su voz y sus palabras afectaban en lo más profundo a Peter- 

Peter: lo sé –dijo llorando al igual que él – sé que es mi culpa. Sé que no se merece nada de lo que le está pasando.  Pero necesito verla, por favor –suplicó-

Nicolás: no te mereces nada más que una paliza. Yo te prometí que te iba a cagar a trompadas si la hacías llorar ¿te acordas? –suspiró- y ya lo hice, ya me descargué un poco pero vos y yo vamos hablar! -dijo serio- después. Ahora entra a verla. Capaz vos puedas hacerla hablar. No dijo ni una palabra desde que la encontraron. Esta mal Peter –dijo otra vez a punto de llorar- y ya que esto es relativamente tu culpa, tenes que hacer algo para que este mejor.

Peter: no hay nada que yo quiera más. Es lo más importante para mí y me odio por arrastrarla a todo esto, arrastrarlos a todos –dijo mirando al resto que solo observaba la situación mientras lloraban o solo estaban ahí. Esperando- Nunca lo tendría que haber hecho

Emi: ella es lo suficientemente grande como para elegir por sí misma. No te reproches por sus elecciones –dijo mientras caminaba hacia él- Todos la estamos pasando mal y no sirve de nada echarnos la culpa entre nosotros. La culpa la tiene ese enfermo. Ahora anda Peter, entra. Le va hacer bien, le tiene que hacer bien.

Peter: ya sé de dónde sacó ella su positividad –dijo sonriéndole triste. Eran las únicas sonrisas que le quedaban- permiso –les habló a los demás mientras caminaba hacia la habitación.-


Abrió la puerta temeroso, asomó la cabeza y se quedó duró en el lugar. 


La vio con la vista perdida, ausente. En posición fetal. Con cara neutral. 


No se volteó a verlo. No se movió. No habló. Incluso dudaba si ella estaba siquiera respirando. 


Continuará...


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Juli ♥

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